Devocional – Día 37
Estación Invierno
Fuerza
Proverbios 4:23
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;
Porque de él mana la vida.
“Diga el débil: Fuerte soy.” Joel 3:10 ¿Me creerías si te digo que cuando más débil te sientes, es cuando más fuerte eres? Sé que quizás suena ilógico y según las definiciones de nuestra sociedad, esta afirmación hasta absurda es. Pero, ¿sabes? la definición de fuerza según la Palabra es completamente diferente a lo que este mundo nos enseña, y lo quiero ejemplificar a través de la siguiente historia (La historia de David).
Un guerrero famoso de Gat llamado Goliat que medía casi 3 metros de altura, y llevaba una gran armadura; salía del campamento filisteo diariamente durante 40 días, a desafiar al ejército israelita, diciendo: «¡Me río de ustedes! ¡Los desafío a que envíen un soldado a pelear conmigo!».
Saúl, el rey de Israel y su ejército, tenían mucho miedo cuando oían el desafío. David le dijo al rey: – El pueblo no debería dejarse intimidar por ese tal Goliat, como siervo tuyo, yo enfrentaré a ese filisteo. Saúl le contestó: —Tú no puedes enfrentarte a él, ni siquiera eres soldado, y él ha sido un guerrero desde niño; pero David insistió: —Cuando cuido el rebaño de mi papá y viene un animal a llevarse una de las ovejas, yo lo persigo, lo ataco y recupero la oveja. Ya vencí a un león y a un oso ¡así mismo venceré a este pagano! El Señor que me salvó del león y del oso, también me salvará de este filisteo.
Saúl le dijo a David: —Ve y que el Señor te acompañe. Lo vistió con su propia armadura, pero tuvo que quitársela porque le quedó muy grande, tomó su bastón, buscó cinco piedras lisas en el arroyo, y las puso en su bolsa de pastor; tomó su honda, y salió a enfrentar al filisteo.
Después David dio uno de los discursos más poderosos y memorables que hay en la Biblia:
“Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, ¡pero yo vengo contra ti en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel! Tú has hablado mal de él. Hoy mismo el Señor no te dará escapatoria. Hoy te mataré y te cortaré la cabeza. Daré tu cadáver a los animales salvajes y a las aves de rapiña. Y lo mismo haremos con todos los demás filisteos, y todos sabrán que hay un Dios en Israel. Todos los que se encuentran reunidos aquí sabrán que el Señor no necesita espadas ni lanzas para salvar al pueblo. ¡La batalla es del Señor! Y él nos ayudará a derrotarlos a todos ustedes, filisteos. (1Sm. 16:45-47 PDT):
Finalmente, David corrió contra Goliat, tomó una piedra de su bolsa, la lanzó con su honda y le quedó clavada al gigante exactamente entre los ojos, al instante cayó al suelo con la cara hacia abajo y David lo remató cortándole la cabeza con su propia espada.
¡¡Amo esta historia!! Para mí representa muy bien lo que la fuerza es: Confiar, descansar y depender completamente de Dios.
Aparentemente David peleó con lo más “débil” e insignificante que alguien podría presentarse en batalla; una piedra y una honda, más la guerra no se gana “Ni con fuerza, ni con ejército; sino con Su espíritu”. Zacarías 4:6 (Énfasis añadido).
Sea cual sea tú batalla, tú gigante, tú Goliat, quiero invitarte a que no te desgastes, no pelees con tu propia fuerza. Recuerda que la batalla no es tuya, sino del Señor.
“Mi yugo es fácil y ligera es mi carga”. Mateo 11:30
Fuerza es descansar en los brazos de tu Padre, confiando en que cuando más débil te sientes, es entonces cuando en más fuerte te conviertes.
Es mi deseo que este blog sea edificante para ti.
Con amor,
Tania Nundy
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