Devocional – Día 36
Estación Invierno
Meditar
Salmo 63:6-7
Cuando me acuerde de ti en mi lecho, Cuando medite en ti en las vigilias de la noche.
Porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
Hola querida amiga, es una alegría conectarnos de nuevo a través de esta lectura.
Es hermoso saber que tenemos tiempo para todo, hasta la naturaleza nos enseña de una manera especial esto con las estaciones; al igual cada temporada en nuestra vida nos ayuda a crecer en el propósito de Dios, por eso es importante entender, que tener tiempo para ti, y para pensar en las bondades de Dios es realmente un regalo, si, ¡un hermoso regalo!
En momentos de quietud he podido experimentar los pensamientos de la Palabra de Dios que han transformado mi vida y mis circunstancias, han llenado mi mente y mi corazón de paz, de deleite y alegría, ¿sabes? la verdadera la paz solo puede venir de la presencia del Espíritu Santo en ti.
Alguna vez escuché: “bájale el volumen al mundo y podrás escuchar la voz de Dios”, ¡y es cierto!
Cuando nos detenemos del “corre corre” de cada día, de las preocupaciones, y determinamos tomar un momento para llenarnos de Dios, esto marcará la diferencia, primero en ti, porque te sentirás tranquila, apacible y con fe, con una mente clara y segura. Porque cuando meditas en Dios y respiras Su presencia, Su hálito de vida, mirando al cielo puedes decir: “¡soy feliz porque te tengo Señor!”
Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía y redentor mío. (Salmo 19:14).
Al meditar en la Palabra de Dios y unirlo a las situaciones de la vida, ocurre una poderosa transformación, el pensamiento de fracaso, comienza a convertirse en uno de éxito, el pensamiento de escasez es cambiado por abundancia, el pensamiento de soledad es quitado por la real compañía del Espíritu Santo.
Meditar en la Palabra, en compañía de Su dulce Espíritu, es uno de los delites más grandes que debemos experimentar. Querida amiga, no te puedes privar de disfrutar Su hermosa presencia en quietud, te sorprenderás de cómo el Espíritu Santo se comunicará contigo de una forma personal y real.
Meditar te ayudará a crecer en tu relación con Dios, conocerlo como tu Amado, como tu Padre; tus palabras serán agradables para Dios, al igual que los pensamientos de tu corazón.
Pensaba en una frase de Aristóteles: “El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice”. Meditar en Su palabra y disfrutar de Su presencia, hará que todas tus palabras sean sabias e impacten a otros.
Querida amiga, te motivo a memorizar Filipenses 4:8, y que desde hoy mismo, separes el tiempo para meditar en la Palabra de Dios, y sus bondades.
Con amor,
Pastora Milena Ávila
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